Manuel Georgio Fernández, también conocido como Manuel de la Tomasa, nace un 23 de Julio de 1999 en el seno de una familia gitana con una tradición flamenca que se remonta casi dos siglos en el tiempo. Sólo con citar algunos de sus familiares más directos podemos hacernos cuenta de la ralea que lleva engarzada en su sangre. Es tataranieto de Manuel Torre y Manuel Vallejo; bisnieto de Tomasa Soto y «Pies Plomo» y nieto de José de la Tomasa.
Desde muy pequeño Manuel tiene claro que su futuro tenía que ir ligado al arte. Empezó tocando la guitarra, sin que nadie supiera que escondía un tesoro en su garganta, donde se albergaban los sonidos negros heredados a través de su estirpe. Manuel es un cantaor con un metal de voz muy personal, con una manera de cantar reposada, impropia de alguien tan joven, con un conocimiento extenso que ha ido adquiriendo a lo largo de tantos años apegado a su abuelo José y con una humildad propia de los grandes. Está llamado a ser uno de los artistas que escriban el futuro más cercano del arte flamenco, la afición está encandilada con él y él asume el peso de la responsabilidad.